la totalidad de los gobiernos del mundo apilaron reservas de
vacunas contra la Gripe A por valor de más de 4.900 millones de euros.
Nunca existió una pandemia de Gripe A
En el año 2010, un comité del Consejo de Europa y una publicación médica, la revista British Medical Journal (BMJ), coincidieron en sus críticas a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su mala gestión de la gripe A.
Para la revista científica, la labor de la agencia de Naciones Unidas ha sido profundamente contaminada por los conflictos de intereses con la industria farmacéutica.
Por consejo de la OMS, los gobiernos acumularon grandes cantidades de antivirales contra el H1N1 y gastaron millones en vacunas que no se utilizaron.
Según el estudio de BMJ, las recomendaciones de la OMS sobre el uso de medicamentos antivirales fueron preparadas por expertos que trabajaban como asesores para las farmacéuticas GSK y Roche que fabricaban los medicamentos. La revista también pone en duda la independencia del grupo de trabajo de gripe creado por la Comunidad Europea.
Las mismas acusaciones se manejan en un informe de la Comisión de Salud del Consejo de Europa presidida por Wolfgang Wodarg: «La OMS recurrió a medidas excesivas», «Esta pandemia (Gripe A) nunca ha existido». «La influencia de algunas farmacéuticas fue clave en las decisiones de la OMS»… Estas fueron algunas de las acusaciones lanzadas durante la presentación del informe en París. El documento también indica que los gobiernos nacionales fueron presionados para acelerar la compra de vacunas.
En Finlandia y Suecia también tuvieron que indemnizar a los vacunados
Las autoridades finlandesas y suecas ya habían informado del problema en agosto de 2010, al constatar que el riesgo de padecer narcolepsia se había multiplicado por 13 en los niños vacunados y por dos en los mayores de 20 a 30 años.
La Agencia Sueca de Medicamentos afirmó que una vacuna contra la gripe H1N1 del laboratorio farmacéutico británico GlaxoSmithKline (GSK) propició la narcolepsia entre los niños, pero también entre los jóvenes menores de 30 años.
La narcolepsia o síndrome de Gelineau es una afección neurológica poco habitual que produce episodios de sueño irresistibles e imprevistos y un cansancio extremo. Según un reciente estudio británico, entre 25 y 50 personas de cada 100.000 la sufren.
El Pandemrix, producido por el laboratorio farmacéutico británico GSK, fue inoculado al 60% de la población sueca durante las campañas de vacunación contra la gripe H1N1 en 2009 y 2010.
Finlandia y Suecia registraron más casos de narcolepsia después de estas campañas. Unos 200 suecos y 79 finlandeses de entre 4 y 19 años se vieron afectados. Los gobiernos de ambos países decidieron indemnizar a estos enfermos.
Una investigación francesa coordinada por el Dr. Antoine Pariente, que formaba parte de una serie de estudios europeos que se hicieron públicos el 20 de septiembre de 2012, ya mencionaba que en las personas vacunadas se multiplicaba por cuatro el riesgo de desarrollar narcolepsia.
La narcolepsia es un trastorno neurológico terrible. Además del sueño, también puede provocar alucinaciones, parálisis, problemas de concentración, agitación, dificultades para conciliar el sueño con normalidad, terribles pesadillas e incluso catalepsia (ese trastorno repentino del sistema nervioso que provoca la pérdida momentánea de la movilidad y de la sensibilidad, paralizando por completo el cuerpo y haciendo que la persona se desplome literalmente mientras está realizando sus tareas cotidianas). Por eso, los afectados ya no pueden realizar ninguna actividad potencialmente peligrosa, ni siquiera conducir.
Hasta el momento no se conoce ningún remedio. Por lo general, a las víctimas se les administran medicamentos muy fuertes para controlar los síntomas. Se trata sobre todo de anfetaminas o medicamentos similares. Todos estos medicamentos pueden provocar graves efectos secundarios, como taquicardia, diarrea, nerviosismo, fatiga, vómitos, ansiedad, palpitaciones, temblores y episodios maniáticos.
Otras vacunas perjudiciales
En Inglaterra otro juzgado ha dictaminado que la vacuna trivalente sarampión, paperas, rubeola, ocasionó daños cerebrales graves a un niño y ha ordenado al gobierno que pague una compensación de 90.000 libras. Robert Fletcher era completamente normal y estaba sano hasta que recibió la vacuna a los 13 meses tras lo cual a los 10 días aparecieron convulsiones severas y ataques epilépticos y dejó de responder quedando gravemente retrasado. Ahora con 18 años padece una minusvalía importante que requiere atención las 24 horas del día. Su madre Jackie ha creado el grupo JABS para ayudar a los niños y a las familias que se encuentran en su misma situación. En Inglaterra el problema está identificado especialmente desde que Andrew Wakerfield hizo su primera publicación en 1998 y cientos de otros casos esperan compensaciones.
Las vacunas como la trivalente son responsables en el Reino Unido de unas 6 muertes al año y de más de 300 efectos adversos graves según un informe del gobierno. Tras una demanda amparada en la ley de libertad de información británica (FOI) a la autoridad reguladora de Medicinas y asistencia sanitaria los datos entregados por la agencia revelaron que desde 2003 se reportaron 40 muertes de niños y 2100 efectos adversos serios (en muchos casos ocasionaron secuelas de por vida), ligados a vacunas como la trivalente. Entre ellos más de 1500 eran neurológicos incluyendo 11 casos de inflamación cerebral, 13 de epilepsia y uno de coma. Si tomamos la cifra alta de declaraciones, es decir el 10%, esto supone 400 muertes y 21.000 efectos adversos graves solo en Inglaterra.
Se ha calculado que sólo se declaran un 1% de las reacciones adversas de las vacunas. Cuando suceden síntomas postvacunales más o menos graves en las semanas posteriores a la vacunación, normalmente el personal sanitario niega o ignora la relación causa y efecto con la vacuna y lo atribuye a simple coincidencia. Por ello, muchos de los efectos secundarios no se incluyen ni en los registros médicos ni en los estudios estadísticos.
Tampoco se han estudiado oficialmente los efectos secundarios a medio plazo porque se dan por supuesto que no existen. Según revistas de prestigio (Lancet, Pediatrics) las reacciones postvacunales severas oscilan entre 1 de cada 100.000-300.000 dosis pero la Liga Francesa para la Libertad de Vacunaciones habla de 1 cada 20.000 dosis.
En Estados Unidos se reciben anualmente unas 11.000 notificaciones de reacciones adversas serias a las vacunas, entre las cuales se cuentan unas 100-200 muertes, y un número varias veces mayor de casos de invalidez permanente. Según funcionarios del sistema VAERS, el 15% de las reacciones adversas son “serias”… Según análisis independientes de las notificaciones del sistema VAERS, en el caso de la vacuna contra la Hepatitis B, las reacciones adversas “serias” llegan al 50%. Si bien estos datos son alarmantes, no son más que la punta del iceberg.
El Centro Nacional de Información sobre las Vacunas (NVIC), una organización de base, fundada por padres de niños muertos y dañados por las vacunas, ha realizado sus propias investigaciones. Este Centro
informó que “en Nueva York, sólo 1 de cada 40 consultorios médicos (2,5%) confirmó que se notifica una muerte o un daño después de una vacuna”. Dicho de otra forma, 97,5% de las muertes y casos de invalidez relacionados con las vacunas no se notifican en ese lugar. Dejando de lado las implicaciones sobre la ética médica (la ley federal de los Estados Unidos exige que los médicos notifiquen los casos serios de reacciones adversas), estos datos sugieren que las muertes y los casos de daños graves pueden ser en realidad de 10 a 100 veces más que lo que se notifica.”
Aunque los médicos nos aseguren cínicamente que no hay peligro y que las vacunas solo producen efectos adversos en un caso de cada millón de casos, estadísticamente está demostrado que ellos son las personas que menos se vacunan del mundo.
Lo que está claro es que existe riesgo postvacunal y que constituye una importante iatrogenia, también llamado acto médico dañino. Los efectos adversos están muy documentados y estos datos demuestran la gravedad del tema.
Las vacunas no son en absoluto inocuas y los daños colaterales existen.
Texto de la imagen: Cuando el remedio es peor que la enfermedad, NO TE VACUNES, cortesía de: https://app.getpocket.com/read/3096539210
Conclusiones
Las vacunas contienen mercurio que es uno de los tóxicos más peligrosos. Algunos niños reciben una dosis 125 veces más alta en el torrente sanguíneo que el máximo permitido en un solo día de vacunaciones múltiples.
- Los gobiernos compraron millones de vacunas.
- Unos años después, lo que sabíamos que ocurriría y por ello alertamos a la población, ocurre: aparecen las personas dañadas.
Las víctimas de esta vacuna ahora tienen enfermedades incurables y de por vida y requerirán medicación (qué horrible paradoja, un medicamento les arruina la salud y necesitan otros medicamentos para paliar sus consecuencias).
- Los laboratorios han hecho un negocio redondo. Ganaron mucho dinero con este fraude y las consecuencias les han salido gratis.
- La salud depende de aspectos más allá de los medicamentos: paz, higiene, agua potable, alimentos sanos, equilibrio emocional, etc. que nos ofrecen calidad de vida y protección contra las enfermedades. La mejor prevención es fortalecer el sistema inmunológico: con una alimentación correcta, ejercicio, descanso adecuado y equilibrio emocional.
- Las vacunas representan un mercado multimillonario, el más rentable de la “Farmafia”, y se basa principalmente en nuestro miedo a la enfermedad.
- Los conocimientos de nuestro sistema inmunitario actual son limitados y muchas creencias sobre los efectos de las vacunas se basan en suposiciones. No existen estudios científicos contundentes a favor de las vacunas, no existen a largo plazo, no existen sobre las interacciones del cóctel vacunal en el cuerpo, la mayoría de las investigaciones no son independientes y los Ministerios de Salud no los pueden contrastar.
- Las enfermedades infantiles no son peligrosas como para justificar campañas indiscriminadas sin epidemias reales y se pueden prevenir y tratar fácilmente sin vacunas.
- El 75% de las reacciones posvacunatorias ocurren entre la primera hora y 60 días después de recibir las vacunas.
-Aunque algunas autoridades médicas ocultan, silencian o minimizan dichos efectos, es un hecho que en todo el mundo surgen asociaciones de padres víctimas de las vacunas y que en Estados Unidos se han pagado miles de millones de dólares en indemnizaciones por daños reales, quedando demostrada su peligrosidad.
- Hoy los niños se vacunan un 600% más que hace varias décadas a pesar de que haya menos enfermedades infecciosas.
-La leche materna, la crianza con afecto y la vida sana protege a los bebés de enfermedades, mucho más que cualquier vacuna.
- Las vacunas actuales en la mayoría de los casos, perjudican la salud en vez de otorgarla.
El doctor australiano Archie Kalokerinos, sostiene que la vacunación tiene un objetivo más siniestro que el que se ve a simple vista, y es el uso de la vacuna como medio para fomentar un genocidio silencioso de organismos indeseables por su religión o por su posición social, o como simples objetos de pruebas de potenciales armas biológicas.(12)